miércoles, 4 de junio de 2008

POR EL SENDERO DE LA HUELGA

El 13 de febrero de 1958, cuando el presidente de la Asociación Nacional de Banqueros clamaba que la huelga de los telegrafists no tenía justificaciónlegal y que tolerarla equivaldría a sentar un precedente pero nadie pensó que sus palabras resultarían proféticas. Esta vez, la actitud de intoleracncia de los telegrafistas no solo habría de sentar un precedente, sino que marcaría el inicio involuntario de un inolvidabla movimiento huelguístico, el más importante del México contemporáneo. Unas cuantas semanas despues, petroleros, maestros y ferrocarrileros seguirían el mismo camino. En realidad, ni unos ni otros imaginaban que sus acciones y protestas serían axiales y que después de 1958 la historia del país sería otra.
Si los obreros exigían una vida mas digna no lo hacían con la intención de acrecentar las mejoras logradas en los años anteriores. Por el contrario, era la ungencia de resguardar sus conquistas lo que los incitaba a la protesta y a la huelga. En unso cuantos meses, los últimos de 1957, la condición económica de los asalariados había empeorado notablemente. Los esfuerzos del secretario de Hacienda por convencer al país de que la situación sólo era preocupante, mas no critica, resultaban vanos, los llamados presidenciales a la confianza y la paciencia tambien.
La recesión cundía en las empresas estatales y las ramas mas importantes de la minería. La inflación y sus consecuencias inmediatas, la carestía y el paro del segundo semestre de 1957, arrebataban abruptmante las mejoras económicas obtenidad por los asalariados durante el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines.
No era exagerada la apreciación de los redactores de la revista Comercio Exterior cuando registraban que la recesión, en esos meses, golpeaba a casi todas las ramas de la industria y el paro había arrojado el 8% de la fuerza de trabajao industrial empleada a las filas de los desocupados.

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